lunes, 31 de agosto de 2015

REFLEXION DE SEPTIEMBRE

LAS ORACIONES QUE DIOS ESCUCHA:

Jesús tenía la costumbre de orar en privado y les recomendó a sus seguidores que hicieran lo mismo.

Y sucedió que, estando Él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó  Juan a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga a tu Reino

hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal”.
De esta manera mostró que las oraciones deben dirigirse a su Padre. Solo Él es nuestro Creador y el oidor de la oración.
A Dios no le complace que repitamos rezos aprendidos de memoria, lo que le digamos a nuestro Padre celestial debe salirnos del corazón. En cierta ocasión, Jesús enseño que Dios prefiere las oraciones de un pecador arrepentido a las de alguien orgulloso que sigue las tradiciones religiosas al pie de la letra. Por lo tanto, si queremos que Dios escuche nuestras oraciones, debemos ser humildes y esforzarnos por hacer lo que nos pide. El propio Jesús reconoció: Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que Jesús enseñó que tenemos que orar a favor de otras personas, incluso a favor de quienes nos persiguen o insultan: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A toda el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?”.Jesús dedicó tiempo a la oración y exhortó a sus discípulos a “orar siempre y no desistir””.
El Señor nos invita a confiar en Él y a pedir insistentemente por las cosas que nos quitan el sueño, estas palabras no significan que se niegue a escuchar a quienes lo aman y respetan como Padre celestial, sino todo lo contrario. Jesús razonó: Pedid y se os dará; buscad y

hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que el pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra. Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!”.

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