REFLEXIÓN DE MARZO

SERÁN CRISTIANOS TODOS LOS QUE AFIRMAN SERLO.

Para ser un cristiano verdadero, tampoco basta con decir que uno cree en Dios. En Antioquia fue a donde los discípulos por providencia divina se les llamo cristianos. “Partió para Tarso en busca de Saulo, y en cuanto le encontró, le llevo a Antioquia. Estuvieron juntos durante un año entero en la iglesia y adoctrinaron a una gran muchedumbre. En Antioquia fue donde, por primera vez los discípulos recibieron el nombre de cristianos”.

En otras palabras, un verdadero cristiano sigue de forma total e incondicional las enseñanzas e instrucciones de Jesús, el fundador del cristianismo.
A que se refería Jesús al decir “mi palabra”, Jesús se refería a lo que el enseñaba. Sin embargo, explicó que sus enseñanzas provenían de una fuente superior: “El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgara el ultimo día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí”.

Entonces, ¿cómo permanecen en la palabra de Jesús los cristianos verdaderos?. Aceptando la Palabra de Dios la Biblia, como la única fuente de “la verdad” y la máxima autoridad en cuestión de creencias y normas de conducta.
Y en cuestiones de moralidad, ¿quiénes imitan el ejemplo de los primeros cristianos?
Jesús dijo a sus seguidores que tenían que amarse como Él los había amado. Pero ¿de qué modo los amó Jesús?. Nunca se dejó influir por los prejuicios  que existían contra otras  naciones o contra las mujeres.
“Llega una mujer de Samaria a sacar agua, Jesús le dice “Dame de beber”. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (porque los judíos no se  tratan con los samaritanos) Jesús le respondió: Si conocieras el Don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber tú le habrías  pedido a él y él te habría dado agua viva. Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed: pero el que beba el agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua, que yo le dé se convertirá en el fuente de agua que brota para vida eterna.

Jesús dio a conocer el nombre de Dios cuando leía las Escrituras y enseño a sus discípulos a pedir. “Él les dijo: cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga a tu Reino danos cada día nuestro pan cotidiano y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe y no nos deje caer en tentación”.



Antonio Armario Muñoz

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