REFLEXION DE ENERO 2016

HAY ALGO QUE PUEDA SEPARARNOS DEL AMOR DE DIOS

¿Quién no desea sentirse querido?. La verdad es que todos somos más felices cuando tenemos familiares y amigos que nos quieren. Pero, lamentablemente, las relaciones humanas suelen ser frágiles y cambiantes. A veces, hasta nuestros seres queridos pudieran lastimarnos, abandonarnos o incluso rechazarnos. Sin embargo, hay un amor que nunca nos fallará: el amor que Dios siente por sus siervos leales.


“En verdad, en verdad os digo; el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida”.
El amor que Dios siente por quienes le sirven no desaparece ni siquiera cuando estos mueren.
De hecho, El los guarda en su memoria con la intención de resucitar los en el nuevo mundo de justicia.
Ni cosa aquí ahora, ni cosas por venir. El amor de Dios no se enfría con el tiempo. No hay nada que pueda suceder les a sus siervos, ahora o en el futuro, que apague el amor que Dios siente por ellos.
Ni altura, ni profundidad. Dios ama a sus siervos fieles independientemente de los altibajos que sufran en la vida.
Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor Nuestro.
A diferencia del amor de los seres humanos que puede cambiar o desaparecer, el amor que Dios siente por quienes confían en Él es inalterable y eterno. Sin lugar a dudas, tener siempre presente este hecho nos motivará a acércanos a Él y a demostrarle nuestro amor.


Antonio Armario Muñoz

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